lunes, 14 de enero de 2008

Diario nevero (IV)

5 de enero de 2008

Cuarto día de navegación

Hoy el día ha sido extraordinario. Buen tiempo y práctica muy mejorada. Y es que después de la tormenta del primer día, el tiempo que hace no tiene paragón chin pon. El sol fuera todo el rato, todo despejado y sin viento. Ayer, las nubes impedían ver la ciudad y las montañas de los alrededores, hoy no ha sido así. Las vistas desde el Veleta son tremendas. Hay que venir y verlas.

Las clases de esquí han salido de lujo. Giros, cuñas, paralelo, freno, lo otro y lo demás… Merece la pena, hay que buscarse un monitor cuando se viene a la nieve. No tiene nada que ver esquiar creyendo que sabes a esquiar sabiendo. Además, los monitores te enseñan a quitarle el miedo a los esquís y a echarte hacia delante. Hoy, el nuestro se llegó a emocionar un poquillo cuando nos vio a todos cómo bajamos Borreguiles, lo estaría flipando un poco o esperaba menos de nosotros o, en verdad, sintió que su trabajo se estaba realizando correctamente.

Para terminar el día, después de subir y bajar las pistas, decidimos bajarnos por El Río. Se trata de una pista azul por la que baja todo aquel que no quiere bajar por el telecabinas cuando cierra la estación. La sensación fue alucinante. Un poco jiñaos por la de gente que se estaba tirando en ese momento pero disfrutando al máximo. Una vez abajo la emoción era estupenda, se nos notaba en la cara el entusiasmo. Luego, a la noche, todavía me emocioné al recordarlo (jar).

Qué buenos días estamos echando y qué poquito nos queda. Mañana termina esto y espero que bien.

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