lunes, 24 de diciembre de 2007

Galanio, tú sabrás que esotro día...

Hace unos días, mi amiga, llamémosle Ryma, me recomendó la obra de un poeta que pasa muy desapercibido en los libros de texto (la sombra de Garcilaso es alargada, la sombra, repito). El poeta es Francisco de Aldana, renacentista por obligación, soldado y poeta, grande entre los suyos y mencionado por Cervantes, se puede querer ser más... Pues sí, lean, por favor, intenten digerir tanta sensibilidad, el amor y sus sentimientos, imagínense las almas de los enamorados queriéndose fundir pero el cuerpo lo impide, cómo se puede expresar eso con palabras...


—¿Cuál es la causa, mi Damón, que estando
en la lucha de amor juntos, trabados,
con lenguas, brazos, pies y encadenados
cual vid que entre el jazmín se va enredando,

y que el vital aliento ambos tomando
en nuestros labios, de chupar cansados,
en medio a tanto bien somos forzados
llorar y sospirar de cuando en cuando?

—Amor, mi Filis bella, que allá dentro
nuestras almas juntó, quiere en su fragua
los cuerpos ajuntar también, tan fuerte

que no pudiendo, como esponja el agua,
pasar del alma al dulce amado centro,
llora el velo mortal su avara suerte.

Para los que quieran saber más: http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_de_Aldana.

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